La dieta ejerce una influencia significativa en el estado
de salud de una persona, ya que determina qué nutrientes están disponibles para
que el cuerpo funcione correctamente. Dependiendo del equilibrio entre la dieta
y la energía, el índice de masa corporal (IMC) también influye
significativamente en la salud de un individuo.
Se ha publicado más de una vez que el riesgo de ELA
disminuye con una ingesta mayor de antioxidantes y dado que los efectos de la
dieta en el desarrollo de la ELA se desconocen en gran parte, Huisman del
Centro Médico de la Universidad de Utrecht en Holanda y su equipo han llevado a
cabo un estudio que analizó la ingesta de nutrientes en la etapa premórbida y
el riesgo de desarrollar ELA esporádica. En agosto, publicaron en la revista
Archives of Neurology las respuestas de 674 pacientes con ELA a un cuestionario
de frecuencia de consumo de alimentos con 199 preguntas.
Como controles, también se les pasó el cuestionario
a 2093 personas. El cuestionario mostró a los investigadores los alimentos que
los pacientes consumían y los suplementos nutricionales que estaban tomando
antes de que fueran diagnosticados con ELA. Examinando los resultados, los
investigadores fueron capaces de calcular un riesgo de enfermedad basándose en
la correlación de las constantes y el consumo de nutrientes.
Curiosamente, el índice de masa corporal presintomático
de los pacientes fue significativamente
más bajo que el índice de masa corporal de los controles, a pesar de que se observaba
que la ingesta energética diaria era mayor en los pacientes que en los controles.
Según los datos, los pacientes no eran más activos físicamente que los
controles para conseguir la posible descompensación.
Desglosando la dieta de los participantes, los
investigadores observaron que un mayor consumo de proteína vegetal,
polisacáridos, fibra, y flavonoides
condujeron a un menor riesgo de ELA y un mayor consumo de grasas totales,
grasas saturadas, grasas trans y colesterol llevaban a un mayor riesgo de ELA.
El consumo de alcohol dentro de ciertos límites se asocia también con un menor
riesgo de aparición de la ELA.
La combinación de una asociación positiva del alto consumo
de energía total, bajo IMC premórbido y alto consumo de grasa, corregido para
una actividad física de por vida, apoya un papel de un metabolismo energético
alterado antes de la aparición clínica de la ELA.
Los pacientes con ELA podrían tener un mayor gasto energético
en reposo, de acuerdo con estudios previos. Esto podría explicar la disparidad
entre la ingesta de energía y el IMC, pero también que las personas quieran
evitar las dietas altas en calorías para bajar su riesgo de ELA esporádica.
Referencias:
Huisman MH. “Effect of
Presymptomatic Body Mass Index
and Consumption of Fat and
Alcohol on Amyotrophic Late-
ral Sclerosis”. JAMA
Neurol. 2015 Aug 17.
Totalmente de acuerdo conmla relacion de la ELA y la nutricion me parece incluso que se relaciona con la reacción de la respiracion y las condiciones mitocondriales porque los pacientes con ela mejoran usando ATP y desmejoran cuando se les baja el suministro pareciera entonces que un factor etiologico pudiera ser por fallas mitocondriales
ResponderEliminarExcelente Dr.Javier gracias por su opinion nos gustaria saber mas de sus estudios.
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