EXPANDIENDO
LAS SEMILLAS DE UNA IDEA: LA ELA SERÍA EL PRODUCTO DE
LA
SIEMBRA DE UNA PROTEÍNA MAL PLEGADA.
Con la ELA, la debilidad
muscular casi siempre comienza en una parte concreta del cuerpo, extendiéndose de
un modo continuo dicha debilidad a otros músculos de un modo perfectamente
ordenado (aunque con un orden variable entre cada persona).
Los neurólogos suelen ser
bastante buenos a la hora de predecir qué músculos se van a ver afectados a
continuación y ligeramente peores en cuanto a predecir cuándo va a ocurrir
esto. Los cambios físicos en el exterior serán el reflejo de eventos ocurridos
en “el compartimento cerrado” donde se encuentra el cerebro y la médula
espinal.
Las últimas técnicas de
imagen comienzan a darnos más que una simple imagen sobre lo que está ocurriendo
en el sistema nervioso central mientras la enfermedad va progresando, pero aun
así será necesario desarrollar más avances tecnológicos.
Las imágenes más clarividentes siguen
viniendo de los estudios realizados con tejido postmortem de un increíble valor
y donado generosamente.
El segundo día del
simposio de ELA en Orlando pudimos asistir a una sesión de investigadores que presentaron
las Correlaciones de la Progresión de la Enfermedad con las características
clínico-patológicas, enfocándose en cómo comprender la progresión de la
enfermedad, el papel de los priones en las enfermedades neurodegenerativas y la
relación entre la ELA y la DFT (demencia frontotemporal).
Durante muchos años, el
Dr. John Ravits (de la Universidad de California en San Diego, EE.UU.) ha estudiado
cientos de muestras de tejido de Sistema Nervioso Central (SNC) procedentes de
docenas de casos de ELA. Mediante la comparación cuidadosa de las
características patológicas con la sintomatología clínica, ha logrado construir
un mapa de extensión de la enfermedad, tanto hacia arriba como hacia abajo en la
médula espinal así como desde un lado hacia el otro.
Cómo se propaga la
enfermedad desde una neurona motora en degeneración a sus vecinas más sanas no es
un hecho bien comprendido en la actualidad, pero algunas de las pistas sobre
cómo debería continuar dicha extensión, vienen de otra familia de enfermedades neurodegenerativas
llamadas enfermedades priónicas. Prión: “protainaceous infectious particle” (partícula
infecciosa de tipo proteico), siendo la enfermedad de origen priónico más
conocida la de Creutzfeld-Jacob (CJD).
Las proteínas priónicas
dañan las neuronas mediante su entrada en las células nerviosas y su
interacción con proteínas sanas. Provocan que las proteínas sanas cambien su
estructura, su forma, convirtiéndolas en proteínas priónicas a su vez, que
pueden escapar de dicha célula nerviosa e “infectar” a otra: se trata de un
proceso llamado “siembra”.
Por lo tanto: ¿por qué la
CJD y la ELA son enfermedades tan diferentes si utilizan los mismos procesos de
propagación? Porque se trata de proteínas completamente diferentes las que
juegan su papel en las distintas enfermedades. De hecho, un efecto de “tipo
priónico” no se limitaría sólo a la ELA, también se cree que ocurre en la
enfermedad de Alzheimer. El Dr. Mark Diamond (de la Universidad de Texas) nos
ofreció una visión general de cómo una proteína llamada “Tau” parece ser el
culpable de enfermedades como el Alzheimer o la Parálisis Supranuclear
Progresiva.
El Dr. Diamond ha
encontrado que la extensión de la proteína Tau se produce anteriormente a otros
signos de daño celular. Él ha desarrollado un sistema de medida de la siembra
de Tau entre células y ha encontrado que existen distintas variedades de la
proteína Tau que parecen asociarse con distintos tipos de enfermedad.
Los distintos patrones de
dichas cepas o variedades de Tau podrían ayudar con fiabilidad a acelerar el diagnóstico
de Alzheimer en el futuro.
Además, si la proteína
implicada en la enfermedad de Alzheimer es distinta, pero el proceso básico de siembra
y extensión de la enfermedad es el mismo, entonces se podrían utilizar
estrategias similares para distintas enfermedades – cada una con el objetivo de
dirigirse a una diana proteica distinta.
Entonces: ¿cuál es la
proteína de “tipo priónico” implicada en el desarrollo de la ELA? Hay más de
una: se sospecha que SOD1 es capaz de extenderse de célula a célula, pero quien
protagonizó esta sesión fue TDP-43, que muestra algunas propiedades
estructurales similares a las proteínas priónicas.
Hay uniones estrechas de
tipo genético y patológico entre la ELA y algunas formas de DFT con una
proporción de pacientes con DFT que desarrollan síntomas de ELA y al revés. El
Profesor Bill Seeley (de la Universidad de California) se ha fijado en la parte
del cerebro donde se encuentran las neuronas motoras superiores (primera
motoneurona), en los pacientes con DFT y observa los signos tempranos de
agrupamiento de la proteína TDP-43, el sello patológico ya clásico de la ELA.
Él demostró utilizando
escáneres de MRI en pacientes con DFT que la extensión de la patología de un área
afectada del cerebro a otra puede estar ligada con la conexión entre estas
regiones cerebrales. En otras palabras “lo que está junto unido por cable, muere
a la vez”.
La esperanza es que si el
proceso de transmisión de la enfermedad célula a célula se puede comprender, entonces
las estrategias para el desarrollo de tratamientos dirigidas a pararlo podrían
provocar que la extensión de los síntomas de la enfermedad puede ser
ralentizado. Quién sabe si lo pudiéramos
combinar con un diagnóstico más rápido y más temprano, quizá podríamos
localizar los síntomas en la parte originaria del organismo donde se producen.
Orlando Diciembre 2015.
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